Sigue la dictadura militar en Honduras
En setiembre y octubre, 2010, el gobierno golpiste siguió reprimiendo al pueblo y experimentó con algunas nuevas medidas totalitarias.
Sigue la dictadura golpista en Honduras
En setiembre y octubre de este año (2010) la dictadura hondureña ha seguido reprimiendo al pueblo, y está experimentando con algunas nuevas medidas totalitarias.
Siguen los asesinatos de líderes de la resistencia pacífica (FNRP), las amenazas de muerte, arrestos arbitrarios y represión violenta de manifestaciones opositoras al régimen. Como en meses anteriores, estos asesinatos políticos eran selectivos, concentrándose en líderes campesinos, sindicales y de la Resistencia Popular contra el gobierno golpista, pero también, igual que antes, contra familiares de ellos que no estaban involucrados en la acción política. Los crímenes fueron cometidos por policías, militares, escuadrones de la muerte y, especialmente ahora, los equipos de seguridad privada de los terratenientes. En la zona conflictiva de Aguán, en dos meses y medio han matado a seis activistas del MUCA (Movimiento Unificado Campesino de Aguán), y desde el 9 de diciembre pasado son 11 los asesinados. Además, en San Pedro Sula y en Tegucigalpa se han identificado cárceles clandestinas de tortura e indicios de un resurgimiento del escuadrón de la muerte conocido como "Mano Blanca" y del "CAM" (Comando Álvarez Martínez), de recuerdos muy horrendos de décadas pasadas en Honduras y Guatemala (ALC 9.1.10).
También son muchos los atentados, amenazas de muerte, arrestos arbitrarios y asaltos a las casas de líderes para intimidarlos y robar computadoras y celulares. El sábado 18 de octubre el joven Edwin Otoniel Aguilera Garcia, de veinte años, hijo de la presidenta de los mercados capitalinos Puente Carias y Las Américas de Comayaguela, fue detenido por varios policías por no andar sus documentos, los que había perdido en un asalto en días anteriores. El 25 del mismo mes otro joven fue detenido por la policía y no apareció después. También han seguido los actos represivos contra periodistas y medios de comunicación, con nueve periodistas asesinados desde que Porfirio Lobo asumió la presidencia. Son muchos también los exiliados debido a toda esta represión violenta de parte del gobierno.
La represión violenta masiva apareció de nuevo el 15 de setiembre, día de la independencia en Honduras. Aunque el gobierno toleró una masiva manifestación en Tegucigalpa, donde doña Xiomara Castro de Zelaya, esposa del exiliado presidente pronunció un vibrante discurso (ver artículo aparte), la manifestación en San Pedro Sula fue atacada con extrema ferocidad. La actividad oposicionista estaba comenzando con un concierto por el grupo Guancaso en el parque central, con una asistencia multitudinaria, cuando la policía interrumpió la actividad lanzando una enorme cantidad de gas lacrimógeno, del cual murió un vendedor de lotería que se encontraba en el lugar. Los policías atacaron salvajemente a los manifestantes, agarraban a la gente al azar y los golpearon con toletes y golpearon a adolescentes miembros de una banda de tambores de una escuela secundaria. Dañaron los instrumentos de los tres grupos musicales que estaban por participar en ese evento y robaron otros objetos valiosos. Anteriormente, las tropas habían atacado a Radio Uno, la única estación de radio de la oposición en la ciudad, lanzando gases lacrimógenos en sus ventanas, destrozando sus oficinas, y muy deliberadamente destruyendo una estatua hecha por el pueblo del depuesto ex presidente Manuel Zelaya.
Mientras tanto, el sistema judicial sigue mostrando su incondicional apoyo al gobierno golpista. Han despedido a jueces que eran anti-golpistas, o no suficientemente pro-golpistas. Una carta enviada a la Unión Europea por cinco organizaciones de derechos humanos, incluso OXFAM y Grupo Sur, resume bien la situación jurídica en Honduras: "Uno de los más serios problemas [en Honduras] es el de la impunidad, cuando aún no se ha iniciado ningún juicio referido a las violaciones de los derechos humanos cometidos después del Golpe. Acciones como la aprobación de un decreto de amnistía y el otorgamiento del cargo de diputado vitalicio a Roberto Micheletti debilita la legitimidad de instituciones estatales como la Corte Suprema de Justicia y el Ministerio Público”. (Véase también la carta de 30 congresistas estadounidenses al presidente Obama). Como denunció el obispo Luis Alfonso el viernes, primero de octubre, "existe una 'represión selectiva' que es hecha desde la Corte, la Fiscalía, la Policía, el Poder Ejecutivo y las Fuerzas Armadas”.
Una nueva dimensión de la dictadura apareció en octubre, con un nada sutil proyecto de controlar las iglesias evangélicas y manipularlas a favor del golpismo. El jueves 31 de setiembre el Congreso Nacional aprobó en tercer debate la "Ley Marco de la Iglesia Evangélica de Honduras". Esta ley se basa en un larguísimo borrador redactado por los abogados de la Confraternidad y presentado al Congreso por ella. La ley reconoce a la Confraternidad Evangélica de Honduras como el "ente jurídico que representa a la Iglesia Cristiana Evangélica de Honduras" y como interlocutor autorizado con el gobierno (Art. 6), con derecho de tramitar la personería jurídica de sus iglesias como entidades religiosas, exoneración de impuestos de aduana y renta y otros, más muchos detalles más. La ley autoriza también a pastores y otros líderes religiosos a ocupar oficios políticos, si renuncian a sus puestos religiosos con un año de anticipación.
Contradictoria y paradójicamente, el Art. 13 afirma que "la iglesia evangélica se declara como una institución religiosa, fraterna y apolítica". En su Art. 16, esta Ley Marco autoriza a la Confraternidad Evangélica a elaborar todos los reglamentos necesarios para dicha ley, los cuales deben presentarse a la Secretaría de Estado para su aprobación por el Poder Ejecutivo.
Este proyecto religioso-político representa un claro intento politiquero de la Confraternidad Evangélica de extender y fortalecer su poder, y del gobierno golpista de consolidar su control ideológico sobre las iglesias evangélicas. En Honduras hay centenares de iglesias que no forman parte de la Confraternidad, que con esta ley quedarán operando a la deriva.
Desde hace muchos años la Confraternidad ha tenido una agresiva presencia política en Honduras a favor de la oligarquía. El año pasado no tardó en declarar su apoyo incondicional al golpe militar contra el presidente constitucional. A los dos días del golpe la Confraternidad emitió una declaración, firmada por su presidente, Oswaldo Canales, con el título "La Confraternidad Evangélica de Honduras aclara la situación en que se encuentra el país":
En lo que respecta a la situación actual de nuestro país de Honduras, deseamos hacer del conocimiento a todo el pueblo cristiano evangelico, que no se ha realizado un golpe de estado, sino una destitución del señor Manuel Zelaya, por motivos de que no acató una orden judicial, en donde se le indicaba no llevar a cabo la cuarta urna por ser ilegal, basados en nuestra Constitución.
Por lo anterior, se estableció la sucesión a nuevo gobierno democrático donde el papel de los militares fue únicamente de dar seguridad a la población; y la información que ha salido en los medios internacionales no es completa, sino parcial, creando confusión aun dentro de la población hondureña.
En cuanto nuestro pronunciamiento, en su momento la Confraternidad Evangélica expresó su posición donde todo debía hacerse en el marco del respeto de la ley y a través de un dialogo participativo y no excluyente. Actualmente, se respira un ambiente de tranquilidad paulatinamente.
Unos días después, un pronunciamiento de 5 de julio llamaba a la reconciliación y la unidad nacional, pero claramente alrededor del gobierno de Micheletti
Honduras es grande, lo más importante su gente, gente temerosa de Dios, gente que no ama la violencia y que quiere la paz.
El 95 por ciento de nuestra población son cristianos y queremos la paz y llamamos a la reconciliación a todos los sectores. Como iglesia estamos interesados a mediar en este proceso porque amamos a Honduras, vivimos en Honduras y queremos a una Honduras grande que la hemos declarado que pertenece al Seño
Lo importante es que reconozcamos que en estos momentos cuando los organismos internacionales han dicho un NO a Honduras, debemos buscar el rostro de Dios.
Esta declaración y otras posteriores muestran claramente que esta Confraternidad Evangélica no es más que otro canal de propaganda golpista, sin criterios teológicos y evangélicos de justicia, dispuesta servilmente a justificar el derrocamiento ilegal del presidente electo y de ocultar engañosamente toda la corrupción y los crímenes de los gobernantes golpistas. Queda por verse qué arreglos hará el gobierno con las iglesias que no pertenecen a la Confraternidad.