¿Qué pasa en la Asamblea Legislativa? (Costa Rica)

La parálisis de la Asamblea Legislativa no es culpa de la oposición sino de la terquedad del oficialismo.

Juan Stam
Juan Stam

                                                                          ¿Qué pasa en la Asamblea Legislativa?                                                                                             Otra perspectiva El editorial de El Camino para el mes de febrero, "Gobierno a cero kilómetros por hora", señala acertadamente el "colapso del mundo político", pero lamentablemente no profundiza en las causas de nuestra parálisis parlamentaria. No analiza con objetividad las razones que pueden tener la oposición y las posibles motivaciones patrióticas de su lucha contra aspectos muy problemáticos de algunas de las leyes de implementación. El editorial se limita a dar eco a la retórica oficialista, pero no ofrece razones sólidas para su punto de visita, mucho menos argumentos cristianos y bíblicos a favor de esas leyes. En la aguda crisis política que vive Costa Rica, eso es muy lamentable. Más que nunca, el país necesita una voz auténticamente cristiana y profética ante la situación que vivimos. El punto de partida del editorial es la supuesta validez incuestionable del resultado del referéndum. Eso es cierto en sentido puramente formal y legal, en cuanto al resultado, pero todo lo contrario en el aspecto moral, en cuanto al proceso vivido. Era deber del TSE garantizar un proceso realmente democrático y justo, pero fallaron muy seriamente. Los grandes y muy poderosos medios de comunicación masiva se convirtieron en instrumentos de propaganda unilateral por la causa del Sí. Sobre todo, con un desenfrenado despilfarro de dinero, en una proporción de desigualdad escandalosa, el gobierno en realidad compró la victoria del Sí, aunque por un pequeñísimo margen, como reconoce el editorial. El Sí violó la tregua obligatoria, sin que el TSE protestara, e involucró en forma ofensiva a personeros del gobierno de Bush. Fiel al famoso "memorándum de la vergüenza", el gobierno traficó en falsas promesas y amenazas. En eso, el presidente Arias iba siempre a la cabeza. ¡Qué palabras más memorables! "Sería más fácil cambiar los diez mandamientos que enmendar el TLC". Si no se aprueba el TLC, no uno sino miles de costarricenses se tirarán al río Virilla. Si se aprueba, los que andan en bicicleta tendrán motos BMW y los que manejan un humilde Hyundai tendrán autos de lujo. Prometió hasta aeropuertos. Realmente, don Oscar se ganó el Premio Nobel de la irresponsabilidad. El editorial acusa a la oposición de "presentar todos los obstáculos posibles" porque "los que perdieron han decidido obstruir la aprobación de una serie de leyes necesarias para la acreditación de ese convenio". La acusación me parece muy injusta y poco informada. Fue el PLN que insistió en que estas leyes no constituían parte del tratado, de modo que todavía no han sido aprobadas. Precisamente por eso están bajo debate en la Asamblea Legislativa. La complejidad de estas leyes, y su significado decisivo para todo el futuro del país, justifica el debate más amplio sobre todos sus detalles. El verdadero escándalo no es que la oposición haya sometido esa cantidad de mociones, bien razonadas e importantes para el futuro de la patria. El escándalo es lo contrario, que la mayoría mecánica, forjada por toda clase de negociaciones y pactos, en todo momento se niega a defender con razones sus férreas posiciones. Escuchar a las sesiones del Parlamento inspira admiración por la seriedad, profundidad y elocuencia de la oposición, pero profunda vergüenza por la irresponsabilidad e intransigencia del bloque oficialista y por la descarada manipulación de la Asamblea. Eso no se llama andar bien, ni trabajar en pro de la nación, como exhorta el editorial. El Sr. Arias ganó la presidencia, y después la aprobación del TLC, por una diferencia insignificante y con una millonaria avalancha de propaganda pagada. Precisamente por eso, tanto los hermanos Arias como sus representantes en la Asamblea debían buscar la reconciliación nacional y no empujar por la fuerza, a golpe de tambor, proyectos que un vasto sector de la población rechaza por considerarlos muy nocivos para el país. Esta actitud de testarudez nos lleva cada día más cerca de la violencia. Las diferentes unidades de policía se vuelven más violentas y represivas. El 5 de febrero, frente a la Asamblea Legislativa, los policías atacaron con sus macanas a un grupo de manifestantes pacíficos, sin armas ni garrotes, incapaces de hacerles daño a ellos. Al joven Evans Marín Mora lo tumbaron al suelo, le rompieron la boca (que le requirió once puntadas) y le quebraron un diente. Cuando Luis Fernando Traña trató de proteger a Evans, recibió un golpe que le produjo un abundante sangrado, pero lo siguieron golpeando cuando estaba en el suelo. A José Luis Bertone, estando en una tienda (propiedad privada), lo atacaron por la espalda, lo tiraron al suelo, lo llevaron en la perrera y lo dejaron abandonado en Sagrada Familia. De todo esto hay testigos y fotos. La Nación, como de costumbre, dio una versión mentirosa del episodio.


Comentarios

olga lidia calvo elizondo

por favor analizar seriamente las leyes de nuestro pais no esperemos que sean sus hijos o los mios las proximas victimas del hampa que sucedio con nuestra costa rica querida o acaso nos dejamos todos corromper por el dinero facil sin importarnos a quienes ibamos a afectar me imagino que cuando esto empezo nadie imagino que no se iba a poder detener


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