Observaciones finales sobre el debate en torno a la marcha homofóbica

Observaciones finales sobre el debate en torno a la marcha homofóbica Agradezco la avalancha de respuestas y comentarios sobre nuestros artículos referentes a la marcha del 26 de julio. Entre varios sitios web y mi correo personal, hubo más de 90 participaciones. De esos sólo 20 eran negativas, por diez personas. De las 20 respuestas negativas, 15 fueron de una sola persona y siete de ellas sobre otro tema relacionado (si Jesús hubiera aprobado las marchas del primero de mayo). Creo que tanta respuesta indica la urgencia crítica de este tema, y espero que el proceso nos haya hecho a todos pensar más cuidadosamente. Todos los aspectos del tema -- bíblico, teológico, ético, sicológico, sociológico, jurídico -- nos exigen mucha objetividad ante evidencias tan complejas, mucha madurez y mucha oración. Un repaso de todas las participaciones a favor y en contra de la propuesta ley indica, considero, bastante confusión en el pueblo evangélico y muchos problemas de interpretación. Casi nadie en el debate pretendió defender la marcha, pero varias personas objetaron el adjetivo "homofóbica", alegando que no escucharon insultos contra homosexuales sino al contrario, repetidas afirmaciones de amor hacia ellos. Pero el tono de toda la marcha fue de hostilidad agresiva, y por mucho que dicen que era sólo contra la propuesta ley o contra la homosexualidad, la realidad fue otra. El hecho de convocar una marcha politiquera fue en sí un acto homofóbico y poco cristiano. Vez tras vez se describió su lucha como guerra espiritual, sin decir prácticamente nada sobre la pastoral de homosexuales. He aquí algunas citas de la marcha: "doy vuelta, para marcar el territorio contra los demonios"; "Vamos a orar y guerrear"; "hemos tomado este lugar y proclamamos un manto de oración para atar las fuerzas de maldad", "la familia está circundada proféticamente"; "Éste es un período de oración apostólica, una voz profética, para atar la maldad"; "A la cuenta de tres, vamos a gritar un 'No' que se va a escuchar en el mismo infierno; es un 'No' en el mundo espiritual". A todas esas consignas, la gente respondía con gritos estruendosos. Tal fanatismo fue claramente homofóbico. La misma marcha contradecía las declaraciones de amor. Fue un caso de decir una cosa pero hacer lo contrario, como persignarse antes de pecar. La gente pensante va a percibir esa contradicción fácilmente, y la marcha queda tanto peor por esas pretensiones falsas. Con eso, la ya tan golpeada credibilidad de los evangélicos sufre otro golpe más.Varias personas me exhortaron a no criticar, ya que Jesús dijo, "No juzguéis, para que no seáis juzgados", pero sin verlo en contexto (es un proverbio) y sin considerar otros textos que dicen "que todos juzguen", "juzgad vosotros" y "Examinadlo todo", etc. Algunos manipulan también, igualmente equivocados, la condena de la murmuración de Israel en el desierto, que consistía en quejarse de las circunstancias, por el hambre que pasaban. Se atreven hasta amenazar con "la lepra de Miriam" a todos los que murmuran, confundiendo murmuración con el análisis critico responsable.En mi artículo en este sitio web (12 de agosto de 2008), "Cómo obedecer el Apocalipsis hoy", muestro que el análisis crítico es un deber de cada creyente, porque el Espíritu mora en todos (1 Jn 2:27). Si pudieran regresar los pioneros de nuestra fe (los profetas, Juan el bautista, Pablo, el Apocalipsis, Lutero, Calvino), y sobre todo Jesús mismo, para nada se escandalizarían por la poca y suave crítica que surge en la iglesia evangélica de Costa Rica. Al contrario, todos ellos se escandalizarían por la pasividad mental y la sumisión pasiva que caracterizan a la mayoría de evangélicos, y por el autoritarismo dictatorial con que muchos pastores y líderes insisten en imponer su autoridad y sus doctrinas. Se escandalizarían por la poca criticidad bíblica y teológica entre nosotros. ¡Criticar no es pecado! Analizar la realidad con lupa no sólo es un derecho, es un deber. No hacerlo es pecado. A esa falta se debe tanta doctrina aberrante que surge entre nosotros, donde las congregaciones domesticadas están dispuestas a decir "Amén" a cualquier cosa absurda y herética que diga su pastor. A eso se debe también que muchos protestantes han ido tras el puertorriqueño Miranda, "el Jesús humano". Por supuesto seguiré criticando, responsablemente y por amor al Señor, la Palabra y la iglesia. Ojalá que la sana criticidad se haga normal entre nosotros.Relacionado con este tema va otro comentario que apareció varias veces. Si es el Señor quien puso a Guyón Massey de diputado, y a los líderes de la Alianza en los puestos de autoridad que ocupan, entonces ir contra ellos es ir contra Dios. Ese es el malentendido de Romanos 13 con que muchos "evangélicos" racionalizaban su apoyo a dictadores asesinos, como fue el caso de la iglesia alemana bajo Hitler. Romanos 13 dice que Dios estableció autoridades para defender al justo y castigar al injusto. Cuando un gobierno hace lo contrario, según Apocalipsis 13, no es Dios sino el diablo que puso ese gobierno. Sobre esto también, puede consultarse el artículo mencionado arriba.Una crítica madura incluye la capacidad de distinguir cosas que son distintas. No es lo mismo denunciar la homofobia que defender la homosexualidad. Algunos participantes infirieron que por denunciar la homofobia somos "amigos del homosexualismo" (aunque amigos de homosexuales, sí, como lo sería Jesús). La lógica parece ser: "el amigo de mi enemigo es mi enemigo". ¡De nuevo, homofobia!Tampoco es lo mismo la perspectiva ética de la fe cristiana y la cuestión legal de uniones civiles, como tampoco es igual mi relación con mi esposa e hijos, con mis vecinos, con los creyentes en la iglesia y con los alumnos en el aula, etc. La vida tiene diversas dimensiones y esferas. Lo más importante que debemos recordar: no es lo mismo el pecado que el delito. La Biblia condena como pecado la fornicación, la borrachera, la hechicería, la avaricia, la mentira y hasta la cobardía (Ap. 21:8), pero esos pecados no son delitos punibles por el estado. La homosexualidad no es delito, ni debe serlo. El tratar de legislar conducta moral, y criminalizar algún pecado, sólo conduce a más y peor pecado, como pasó con el prohibicionismo (criminalizar la venta de licores) en los EE.UU. Una cosa son las normas bíblicas dentro de la iglesia, otra cosa es la legislación pública del estado. No vivimos en una teocracia sino una democracia popular; no estamos todavía en el milenio.Otra pregunta seria es si en Costa Rica hoy la iglesia está llamada a denunciar a los homosexuales o al proyecto de ley que ellos reclaman. ¿Cuándo denunció Jesús a los pecados sexuales? ¿A cuáles pecados denunciaba Jesús? Jesús tenía otra manera de tratar con las personas. Jesús era amigo de publicanos y pecadores pero enemigo declarado de fariseos, saduceos y escribas, los poderosos del sistema. Con ellos Jesús fue severo y los denunciaba sin pelos en la lengua. Pero con los pecadores, despreciados por ellos, Jesús fue tierno y compasivo.¿No debe ese Jesús ser el modelo de nuestras acciones y denuncias, también para el diputado Massey en la Asamblea Legislative y para la Alianza Evangélica dentro de la vida nacional? Tantas cosas hoy que Jesús hubiera denunciado, hasta poner su propia vida en peligro, pero no se oye la voz de nuestros líderes. Para algo que Jesús hubiera tratado de otra manera, nuestros líderes deciden manipular al público evangélico con una marcha politiquera y homofóbica.¿No sería mejor que dejáramos de denunciar tanto y nos concentráramos en dar el buen ejemplo y amar a los pecadores, dentro y fuera de la iglesia?