No hay vergüenza
Denuncia de Lisbeth Quezada Tristán, Ex-defensora de los habitantes (Costa Rica), contra el proyecto de los nuevos diputados oficialistas de aumentar sus sueldos casi al doble. !Y nuestros diputados protestantes participan en este acto bochornoso!
No Hay Vergüenza
No es sorpresa, es estupor, con lo que recibimos la noticia de que el punto importante en la agenda de los recién entrantes diputados y al cual le dan dispensa de trámite es: cómo y cuándo, nos recetamos un muy buen aumento de salario.
Deberíamos preguntarnos: ¿ Estas personas, cuando nos pidieron el voto si nos hubieran dicho que lo primero que iban a hacer era recetarse el doble de salario, habríamos votado por ellos?
¡Qué grave error de lectura de las circunstancias y del entorno político!
Es cierto que dentro de la administración pública del estado costarricense, un mismo profesional, con funciones muy parecidas, gana aquí más que allá. Eso no es ni equitativo ni justo ni estimulante para los trabajadores.
Sin embargo si los diputados están tan preocupados por el tema salarial, dentro de la administración pública, por la grandes injusticias que se cometen, primero que todo, debería hacerse un estudio técnico comparativo, cuyos de los resultados permitan elaborar el plan remedial adecuado, progresivo, planificado, beneficiando a los más rezagados de la administración pública, hasta conseguir un equilibrio, un balance salarial. En algún momento les tocará a ellos también.
Caramba, sería interesante contrastar la opinión del Ex Ministro de Hacienda, de gran prestigio, con la de hoy en su función de diputado, ¿De dónde sacarán el dinero para que no se impacten otros presupuestos, proyectos y obras del estado. ¿ Cuáles son las necesidades prioritarias de estos diputados sobre los ”otros empleados públicos que ganan menos ?
No basta con el desprestigio que existe sobre el primer poder de la República, no basta con la pérdida de confianza que el pueblo tiene por la democracia y sus representantes, ¡Hay que practicar más! Estos diputados han decidido ensayar con ahínco, para que terminemos de descorazonarnos, y perdamos la poca fe que nos queda. Así, nos volvemos indiferentes, tiramos los habitantes la toalla, y apagamos el televisor para no ver más las sesiones del congreso ¿Quién será el padre o la madre, de la genial idea de hacerlo todo al revés?
Será que ellos tienen el poder de legislar y nosotros no… será que tienen el sartén por el mango y el mango también. ¡Obvio! Se quedan cuatro años y si te vi, no me acuerdo de lo que te prometí. Como un cheque en blanco, una vez electos, no existe forma de que rindan cuentas.
Los habitantes cansados y decepcionados, vuelven la espalda creyendo que tratando de salvarse a ellos mismos y sus familias, lograrán sobrevivir. El gravísimo error de nuestra indiferencia, aprovechado por otros para su propio beneficio. Pero, ¿Cuál es el mensaje que nos envían con su conducta? El siguiente: Yo estoy aquí para velar por mis propios intereses. Primero yo, después yo, y si queda algo… pues pa yo. Para eso soy diputado, inamovible, según experiencias pasadas, aún recientes. Y si gritan y protestan mucho, se vuelve a polarizar los vidrios de las barras y ya!
Nos amenazan que se retomará el tema prontito. Bueno, que los diputados que no están de acuerdo con esta medida, una vez que se vote en primer debate, lo envíen , en consulta a la Sala Constitucional. De lo contrario sería, una vez más, la famosa doble moral de la cual ya estamos tan cansados y reconocemos a mil kilómetros.
No es de extrañar que estos desaciertos reiterados impacten la mística del sector público. Un ejemplo de ello es la situación de nuestra policía, el desencanto de sus funcionarios, sus ingresos deficientes, y sus condiciones de trabajo infrahumanas, frente a la gran responsabilidad que tienen. Así quieren que se motiven y que arriesguen sus vidas por sueldos de hambre. Cuando estos funcionarios ven, que los diputados sin vergüenza, pretenden recetarse el doble del salario y para ellos no hay buenas casetillas, no hay servicios sanitarios decentes, ni chalecos antibalas para todos, ni teléfonos, ni equipo adecuado… idiay entonces que.
Los diputados están defendiendo lo indefendible. ¿No existirá una poción mágica muy cristiana, que podamos darles para que abran sus corazones a los más necesitados de este país y que el proceso de dignificación salarial -excusa esgrimida- empiece por sus hermanos y no por ellos, ya que ellos tienen muchos, muchos más recursos para vivir?
“ Para que exista un estado de derecho tiene que haber una sociedad sin privilegios. “ José Figueres Ferrer
Lisbeth Quesada Tristán
Ex Defensora de los Habitantes de la República