Los amores del trino Dios

Parte I del estudio, "Amores de la vida cristiana". Análisis bíblico de lo que Dios ama y lo que Dios odia.. Se invitan aportes de los lectores.

Juan Stam
Juan Stam

Los amores de la vida cristiana

 (proyecto colectivo)[1]

Dios no solo ama; Dios es amor (1Jn 4:8,16). Dios es puro amor y todo amor. Aun cuando la Biblia dice con bastante frecuencia que Dios odia, jamás podríamos decir "Dios es odio" o "Dios es ira". Su odio, como repudio vehemente y enérgico del mal, es otra expresión de su amor. Porque es amor, Dios odia. Su ira es el lado inverso de su amor, la sombra del mismo amor. De manera parecida, nuestro amor consiste de un mosaico de amores diversos que en el fondo son un solo amor que define todo el ser del cristiano y la cristiana. La vida cristiana se compone de un gran amor, compuesto de muchos amores, que al fin son un solo amor

En la vida cristiana también, amar a Dios significa odiar lo que Dios odia. El amor cristiano de ninguna manera significa una vida plácida, sin vehemencia; significa más bien una vehemencia transformada y reorientada. Los grandes personajes bíblicos, incluso nuestro Salvador, eran vehementes, como también muchas figuras importantes de la historia de la iglesia. En esto el concepto bíblico del amor choca frontalmente con el concepto moderno mayormente sentimental e individualista. El concepto bíblico del amor es más práctico y solidario.[2]

Los amores del Dios Trino

(1) El Padre y el Hijo se amaban antes de la creación del mundo (Jn 17:5,23-26; cf. 3:35; 5:20; 10:17).. Este amor intra-trinitario es la base y el prototipo del amor de Dios hacia nosotros y de todo amor en el mundo entero (Jn 17:26; cf. Ef 3:15, pása patriá. "toda familia").

(2) Dios ama al mundo (Jn 3:16, toda la humanidad) y busca relacionarse con sus criaturas (Jn 4:23-24), aun cuando están en rebeldía contra él (Rom 5:7-10).

 (3) Dios ama, con amor especial y hasta las últimas consecuencias, a su pueblo, la comunidad de fe y obediencia (Jn 13:1).

(4) Dios ama a los/las que lo adoran en espíritu y en verdad (Jn 4:23-23) y odia toda idolatría (Sal 31:6; Dt 12:31; 16:22; Jer 44:4), incluso las idolatrías invisibles e inconscientes de hoy. Son muchísimos los textos que anuncian el odio de Dios contra la idolatría.

(5) Dios ama la verdad (Zac 8:16-17) y la integridad, y por eso odia la falsedad y la hipocresía, especialmente el culto hipócrita y mentiroso (Am 5:21; Isa 1:14, "Yo aborrezco sus lunas nuevas" etc.). La falsa piedad que manipula el nombre de Dios es la peor de las blasfemias.

(6) Dios ama su creación y la declaró buena (Gén 1; cf Isa 54:5; Sab 11:24). En el juicio final, Dios "destruirá a los que destruyen la tierra" (Apoc 11:18). "Llena está la tierra de su amor" (Sal 33:5).

(7) Dios ama la vida y odia todo lo que la destruye. El ser humano fue el clímax de la creación y Dios lo calificó de Tov Tov (¡Bueno, bueno! Muy requetebueno, Gén 1:31). Sopló su propio aliento divino en Adán, porque quería compartir su propia vida con la humanidad (Gén 2:7). "Hoy te doy a eligir entre la vida y la muerte", dijo a Israel, "...  Elija pues la vida... porque de él [Dios] depende tu vida"(Dt 30:15s.19s). Es obvio que Dios desea la vida para todos sus hijos e hijas (Sal 16:11).

En Jesús de Nazaret, portador de la vida (Jn 1:4; 11:25), el Dios de la vida se hizo presente en nuestra vida humana para darnos vida plena y verdadera. "El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir", dijo, "Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia" (Jn 10:10).

(8) Dios ama la justicia (Sal  11:5,7; 33:5; 37:28) y odia la injusticia (Rom 12:9; Heb 1:9; Sal 146:7-9). "Yahvéh aborrece a los que aman la violencia" (Sal 11:5; Prv 6:17), odia el robo (Isa  61:8), el testimonio falso y las triquiñuelas jurídicas de los juicios corruptos (Zac 8:16-19), odia la mentira (Prv 6:17) y el robo (Isa 1:8). En su justicia, Dios protege a los pobres, las viudas, los huérfanos y todas las víctimas de injusticia. Se trata primordialmente de justicia social y económica más que solo jurídica. Este es el "odio divino"  que la Biblia menciona mucho más que cualquier otro.

[1] Este ensayo no es más que un esbozo.introductorio al tema, pendiente de los aportes bíblicos, teológicos y éticos de los lectores/as.

[2] Pueden consultarse "Los profetas tienen un grave defecto: ¡No saben callarse!" www/juanstam.com, 4 deabril de 2009; "¿Era Jesús siempre amable?" ibid., dic 28, 2010; "La tolerancia, sus paradojas y sus límites" ibid., 13 de mayo de 2013; "Aprendiendo a amar y aborrecer con Cristo" ibid., 25 de marzo de.2014.


Comentarios

Darío Atehortúa Alvarez

Los amores del trino Dios. Por Darío Atehortúa Alvarez 11/11/2014En la Biblia hay muchísimos términos que nos dejan intrigados acerca de su verdadero sentido para las personas que vivieron cuando dicho término fue emitido. Hoy, tras milenios de distancia se nos hace, más imposible que posible atinarle al sentido exacto.La reflexión nacida desde estados de conciencia; desde posturas ético culturales y de formaciones muy variadas nos conducen a echar mano de las referencias más frescas en relación a significancias de términos, sobre todo aquellos que afectan nuestra vida y sus relaciones.Más que algo conceptual es algo existencial; más que ejercicio mental es desafío espiritual que nos acerque a Yahwéh como el Gran Elohim, principio y fin de todo lo creado. El amor no se hizo para ser definido, sino para ser vivido; para ser experimentado; para ser compartido en acciones que nutran el deseo de vivir en paz, en solidaridad, en gratitud y en cuidado de todas las formas de vida que comparten, junto con nosotros los humanos, una parcela del jardín de la creación, como lo es este bello planeta.Cuando decimos: “Dios es amor” decimos mucho y, tal vez, no digamos tanto como parece. En primer lugar “Dios” no es el nombre de Dios, sino un calificativo de divinidad que apela a un rango superior de ser en el cual ubicamos a “seres poderosos muy superiores a los humanos, y ante quienes nos inclinamos reverentes”… ¡Dioses hay muchos, pero Yahwéh sólo uno!Ese término “dios”, ya con mayúscula o en minúscula sirve de cortina que oculta la verdadera gloria del Todopoderoso; del Único que vive y reina; de Quien nos concibió antes de crearnos a su imagen y conforme a su semejanza… Eso equivale a decir: “Memo es buena personas”, pero ¡memos hay muchos, pero Guillermo XYZ sólo uno! Así, ¡dioses hay muchos, pero Yahwéh, sólo uno!Ese, nuestro Señor, Omnipotente, Amoroso, Fiel y Tierno, se puso nombre que no podrá ser superado por designación humana alguna… “Yo soy el que Soy” (Ehyeh Asher Ehyeh)… ¡Así dirás a los hijos de Israel: “Yo Soy me envió a vosotros! (Ehyeh Ex. 3:14)… (15)…“Este es mi nombre para siempre, este es mi memorial por todos los siglos”. (6:3) Y aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como Dios Omnipotente, mas en mi nombre Yahwéh no me di a conocer a ellos”; (20:7) “No tomarás el nombre de Yahwéh, tu Dios, en vano”.¡Yahwéh es amor!, pero, ¿Qué queremos decir con tan categórica afirmación?:1- ¿Qué la naturaleza constitutiva de Yahwéh está identificada como un algo indefinido al que llamamos “amor”… Ello implicaría que el “material” del cual él está hecho es de amor, así como nosotros de carne; ¡Es una sustancia!2- ¿Qué las acciones más relevantes de Yahwéh se conciben como “actos de amor” que generan vida; que crean seres; que le dan forma a las cosas y a todo lo que vemos y concebimos como creado?3- ¿Qué el “amor” es un ser vivo y activo, y que le damos por nombre: “Dios (Elohim), Yahwéh” o cualquier otro nombre según la circunstancia o situación vital en que nos contacte?Cuando Juan nos dice que “Dios es amor”, ¿habla de su estructura energética, o lo hace desde sus acciones que le dan sentido a la vida? Cuando enamorados decirnos: “mi esposa (o esposo) es un amor”, es evidente que no nos estamos refiriendo a su estructura o naturaleza somática, sino que actúa basado en amor. Por eso, ¡La principal carta de identidad de nuestro Creador es esa “amor”; El es eso y mucho más! ¡Es tanto que no podemos definirlo porque trasciende a todo marco conceptual!Ahora, ¡El amor no se ama a sí mismo porque no es egoísta, ni narcisista! ¡Todo lo contrario: siempre se proyecta; se da, sale de sí para cubrir a otro ser con la gloria que le es propia!; es un compartir; un derramarse a favor de que otro u otros seres sean y alcancen valor, sentido, dignificación.Yahwéh ama a su Hijo; al ser que salió de él en el útero de la eternidad; por eso la Biblia nos habla del “unigénito del Padre” (del único concebido por Yahwéh); “¡Este es mi Hijo, en quien tengo plenitud, autoafirmación; gozo permanente! (Mateo 3:17).Si el amor se agotara en sí mismo y si fuera suficiente para sí mismo, entonces no habría necesidad de la Creación debido a la uniquedad (biunícidad) de Yahwéh. ¡Seguiría solo porque se bastaría a sí mismo!Según Efesios 1, “El nos creó para gloria y esplendor de su nombre” porque la esencia del amor es compartir… “para alabanza de su gloria”, gracias a la Obra de rescate realizada por su Hijo Jesucristo; El mismo Verbo “se hizo carne” porque el esplendor del amor, en que fue concebido, le impelía “a buscar y a salvar lo que había perdido”. El amor se alimenta de la adoración que se le devuelve como repercusión de onda ante la significancia que la gloria que dimana le otorga a los seres y a las cosas... ¡El amor mueve a respuesta!El salmista nos presenta en su capítulo 8 una descripción del ser humano que fue creado en amor: “Lo hiciste poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra”… ¡Eso es lo que produce el amor: “gloria y honra”!, lo que equivale a decir: “dignidad que se alcanza; gracia que se otorga”.Cuando al inicio de este “artículo colectivo” se afirma: “Dios no solo ama; \[sino que\] Dios es amor (1Jn 4:8,16). Dios es puro amor y todo amor. Aun cuando la Biblia dice con bastante frecuencia que Dios odia, jamás podríamos decir "Dios es odio" o "Dios es ira"… es muy evidente que la referencia es por contraposición; por antonimia, lo cual es muy propio de la filosofía griega, recurso usado por Hume (padre ideológico de Hegel), cuando afirmaba lo que es en oposición a lo que no es.Así, el “YO Soy” que está inserto en el nombre “Yahwéh” protesta contra lo que no es. Es amor es creativo, dinámico, proactivo… “¡Yo soy el Único que tiene vida en sí mismo!, el Söe que trasciende al Bios \[zoe - bios\]. .. En Yahwéh nosotros somos y nos movemos (Hechos 17:28).

Bernabe

Hola hermano Juan.Uno de los problemas que hoy en día como iglesia hemos permitido desarrollar es no ser claros en una cosa: La definición de odio y la diferenciación del odio con la palabra aborrecer.Este error mi estimado hermano es en buena parte lo que a mi parecer, ha atentado contra la integridad del cristianismo. Me permito entonces aclarar a lo que me refiero.Odiar significa repudiar algo pero también implica desearle el mal a eso que se repudia. Mientras que aborrecer es solamente reconocer la maldad en algo y el no quererlo dentro de nuestro ser.Ahora con esta aclaración entonces la pregunta más importante que deberíamos hacernos es: Dios es capaz de desear el mal a su creación o a sus hijos? Yo personalmente no lo creo. Y por eso hallo muy responsable la traducción bíblica que dice "Dios ama al pecador, pero aborrece su pecado.Esta aseveración a mi parecer, nos permite hacer una importante diferenciación. Si bien Dios puede odiar la práctica del mal en el ser humano (deseando que la misma desaparezca o deje de existir) Dios también nos ama tanto que sabe que arrancar de nosotros esa "cizaña" Mat 13: 24-30 no deberá ser hecho hasta que llegue el momento de la siega.Por esta razón considero que en nosotros recae la responsabilidad santa de amar lo que Dios ama, pero aborrecer lo que Dios aborrece con el fin de vivir adecuadamente su palabra.Hoy en día me a tocado escuchar predicas donde con fervor se habla de que el radicalismo cristiano se encuentra en odiar el pecado. Pero esta aseveración a muchos no les permite hacer la diferenciación entre amar y aborrecer versus odiar, porque el odio implica desear el mal y si el trigo y la cizaña crecen juntos muchas veces ese odio llega a afectar también a esa capacidad de hacer lo bueno que esta en nosotros.En resumen mi hermano, las sutilezas del lenguaje hacen la diferencia y creo fielmente que debemos cuidarnos de odiar, porque si no hemos entendido y practicado el amor de forma constante, el odio nos convertirá en detractores de nuestro prójimo que peca (al igual que nosotros) y considero que ahí comienza el cuestionamiento que el mundo hace a la moral cristiana de hoy en día, por esto es bueno que aprendamos a poner las barbas en remojo en este tema.Bendiciones hermano.

Patricia Castillo

Bendiciones: hermano Juan, yo pienso: que si Dios es amor y El es nuestro creador y a imagen suya somos, pues nuestra esencia como criaturas y luego como hijos suyos debería ser el amor, sin embargo ya sabemos que por la naturaleza caída, esa capacidad de amar en perfecta sintonía con Dios ha sido corrompida en nosotros, entonces amamos o decimos amar tan plenamente solo a nuestros mas íntimos familiares (hijos, padres, esposo (a) etc) al mismo tiempo en algunos momentos o aspectos de la vida también hemos sentido odio o una especie de odio, tal ves repulsión aun contra esos mismos seres a los que amamos, el punto es: no saber si el amor que sentimos es saludable, sin egoísmo, sin obsesiones, sin intereses personales o si el odio que sentimos también es sano, sin rencor, sin obsesión, sin deseos de poder sobre el otro; debemos hacer un examen profundo e interno, decir como el Rey David en el salmo que exclama con fuerza a Dios para que saque a luz aun lo mas oculto de su corazón. Ante todo esto creo que solo puedo depender de Dios y pedirle que me enseñe a amar tal como el ama, y bien que me enseñe a odiar lo que El mismo odia. gracias y bendiciones.

chino de cartago

Cada día que pasa de evangélico y leyendo tus artículos mi viejo ,voy entendiendo mi enojo con la indiferencia de esta sociedad donde convivo diariamente .Una persona que diga ser seguidor del maestro y no esta enojada odiando no ha conocido bien a JESÚS .por supuesto hay un tiempo para cada cosa .

Ivan H. Paz

Siempre me ha llamado la atención que en el contexto bíblico el amor está sujeto a la voluntad, por eso Dios puede mandarnos que le amemos y que nos amemos. En el concepto romántico de nuestros tiempos, el amor "nace" o "se muere" por sí mismo, al parecer sin que intervenga la voluntad de la persona. Eso lleva por ejemplo a muchas parejas al divorcio, bajo el pretexto de que simplemente "se murió el amor".


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