La pandemia, el Apocalipsis y nuestra misión cristiana

¿Es apocalíptica la pandemia del COVID-19? ¿Cómo debemos entenderlo los cristianos?

Juan Stam
Juan Stam

LA PANDEMIA, EL APOCALIPSIS Y NUESTRA MISIÓN CRISTIANA

¡De un día para otro nos cambió la vida!  Arrancó la pandemia del coronavirus y ya todo cambió. Tenemos que aislarnos, no socializar físicamente, mantener dos metros de distancia y, mejor todavía, quedarnos en casa.  Algunos países o localidades han sido más cautelosos y estrictos que otros. Algunos gobernantes esperan que ignorándolo se acabe el problema. Las salidas a la calle están limitadas a lo más necesario: comida, medicina, trabajo, emergencias.  Las escuelas se cerraron y los estudiantes continúan su aprendizaje a distancia. Las reuniones familiares, de amigos o grupos se realizan en línea. Los que pueden, trabajan desde sus casas.  Otros se reinventan la circunstancia para sobrevivir.  Muchos ya no tienen trabajo. O comida. Todo, absolutamente todo, ha cambiado. Hay que adaptarse.

Las noticias pueden infundir temor. Los números de casos y, tristemente también de las muertes, suben exponencialmente.  Hay que disminuir ese crecimiento.  Hay que desacelerarlo.  Buscamos achatar la curva para que los servicios hospitalarios no colapsen. Nos piden lavarnos las manos una y otra vez, estornudar o toser según el protocolo, y no tocar nada, mucho menos tocarnos la cara.  Solo quedándonos en casa se evita el contagio y la vil multiplicación exponencial.  ¡Parece una película de ciencia ficción!

Ya en varias noticias se han descrito escenas reales como algo “apocalíptico”, porque claro, en las películas de ciencia ficción – e incluso en algunas películas o series que se autodenominan cristianas – se narran cosas terribles como si fueran sacadas del libro de Apocalipsis. Presentan al Apocalipsis como algo tenebroso, terrible, que da miedo.  Pero ¡nada más lejos de la verdad!  Y, probable y tristemente, los cristianos mismos hemos permitido, y hasta perpetuado, ese uso tan equivocado del concepto de “apocalíptico”.

El término “apocalipsis” viene del griego ἀποκάλυψις.  Literalmente significa “revelación”, y específicamente la revelación de Jesucristo.  De hecho, en inglés, al libro de Apocalipsis le llaman “Revelation”.  ¿Será que la revelación de nuestro Señor Jesucristo causa estragos y da miedo?  ¡Jamás!  El libro de Apocalipsis es un libro de victoria, de alabanza, de la revelación de la gloria de Dios.  “¡El Apocalipsis se lee ‘en clave de adoración y culto’, o el Apocalipsis se lee mal! Todo este libro es profundamente litúrgico y debe leerse doxológicamente” (Stam, 1999, Apocalipsis y Profecía, p. 130).  Nos corresponde a los cristianos corregir ese concepto erróneo de lo “apocalíptico”, y devolverle la esperanza al pueblo.  Estamos en el “ya, pero todavía no”: ya vino Jesús, y esperamos su segunda venida con la fe de un nuevo cielo y una nueva tierra.  Eso es vivir apocalípticamente.  Esta pandemia, en cambio, no es apocalíptica.

Otros dirán “son las señales de los tiempos”, o “el tiempo está cerca”.  Según Jesús mismo, “nadie sabe ni el día ni la hora” (Mt 24:36).  Lógicamente estamos más cerca de la segunda venida de Cristo, cronológicamente hablando, puesto que el tiempo pasa; pero desde su vida en la tierra, Jesús ya decía que el tiempo estaba cerca.  Según Jesús, nadie sabe cuándo será.  Asimismo, a través de los tiempos ha habido muchos terremotos, huracanes, diluvios, y hasta pandemias aproximadamente cada 100 años.  ¿Cómo afirmar que ésta sí es la pandemia que señala el fin del mundo? ¿Que ésta sí es “la señal de los tiempos”?  Es muy probable que los cristianos pensaron lo mismo durante todas las pandemias, como en la epidemia de la llamada “Gripe española”.  Y ya han pasado 100 años más.  A lo mejor faltan muchísimas catástrofes más.  Según las palabras de Jesús, no hay cómo saberlo.  ¿Será que no estamos llamados a vivir viendo solamente hacia el futuro?  ¿Será que los cristianos debemos ver hacia el futuro, pero con los pies en la tierra?  ¿Será que el “hoy” también es importante?

Lo que sí podemos afirmar es que Dios trata de hablarle a Su pueblo a través de diversas circunstancias.  Y, si no escuchamos, a veces tiene que hablar más fuerte.  No como castigo, ni siquiera como regaño, sino más como un “Estoy hablando. ¡Por favor escuche!” ¿Podemos escuchar Su voz?  ¿Podemos, como manda el salmista, quedarnos quietos y saber que Él es Dios (Salmo 46:10)?  ¿Qué nos quiere decir Dios hoy, inmersos en esta pandemia?  ¿Y cómo, entonces, podemos o debemos responder como cristianos a nuestra realidad actual en medio del coronavirus?

Lo primero que Dios – y el pueblo - esperan de nosotros es obediencia.  Si nuestros gobernantes y líderes nos piden quedarnos en casa, debemos dar el ejemplo quedándonos en casa.  Hay iglesias que juzgan el cierre de lugares de reunión como “persecución religiosa”.  Pretenden ser mártires de una sociedad a la cual etiquetan de “anticristiana”.  Si eso fuera cierto, no habría un mandato de cierre y aislamiento social para toda la población y todos los centros de reunión, de todo tipo.  Las reglas aplican a todos por igual.  Más bien, al ignorar y desobedecer los lineamientos establecidos, no sólo ponen en peligro la salud y las vidas de sus propios líderes, feligreses y familias, sino también de toda la comunidad, debido a la magnitud de contagio de este virus.  A final de cuentas, su actitud de soberbia y rechazo de las autoridades no hace más que alejar a otros de su fe y, una vez abiertas, también de sus templos.  El amor cristiano, en cambio, le da prioridad al prójimo y protege a la comunidad.

Por ahí salió también la noticia insólita de otros “evangélicos” que decían que el uso de las mascarillas es una forma secreta de convertir poco a poco a todos los habitantes en musulmanes: primero las mascarillas, luego los turbantes.  ¡Quién sabe si alguien los podrá tomar en serio!  Eso no representa ni a Dios ni al evangelio. No son las Buenas Nuevas de Cristo.

La paradoja de una pandemia es que, si el pueblo guarda disciplinadamente la cuarentena, se reducen los casos contagiados y el número de muertes, haciendo entonces que algunos piensen que el encierro había sido innecesario.  ¿No se dan cuenta que la reducción de casos es resultado precisamente del distanciamiento? Esa es la consecuencia deseada.

Además de obediencia en protección del prójimo, esta crisis requiere también empatía, mucha empatía.  Solidaridad emocional.  Acompañamiento. En este aislamiento social, hay personas más aisladas que nunca.  Llamémoslos.  Enviémosles un mensaje.  No podemos estar físicamente, pero podemos estar presentes a la distancia para levantarles el ánimo y motivarlos.  Utilicemos de forma positiva y edificante las redes sociales.  Compartamos mensajes optimistas, en lugar de los que asustan, algunos de los cuales ni siquiera son verídicas.  Hagamos grupos de apoyo.  Escuchémonos.  Mantengámonos más disponibles que nunca, porque es un momento que bien puede llevar a la soledad, la frustración, el temor, y hasta la desesperación y el pánico.  Algunas personas son más resilientes que otras.  Unos más fuertes, otros menos.  O algunas situaciones más complicadas.  Sepamos escuchar, empatizar, y apoyarnos los unos a los otros.

Luego, además de empatía emocional, mostremos el amor de Cristo con empatía concreta.  Muchos se han quedado sin trabajo o han perdido parte sustancial de su salario.  Muchos no tendrán para pagar sus deudas, las utilidades como agua y luz, su casa, o hasta su comida.  Dios nos manda a compartir lo que Él nos ha dado, así como hacía la primera iglesia en el libro de los Hechos.  Esta es nuestra oportunidad.  Hagamos realidad el amor de Dios para con nuestro prójimo.  Muchos ofrendan a través de las comunidades de fe.  La falta de reunión física puede – pero no debe - disminuir las ofrendas.  Si bien no se puede colaborar en efectivo el domingo en la mañana, sí es posible utilizar los medios electrónicos para seguir compartiendo con otros las bendiciones que Dios nos da.  Se necesitan donaciones, ahora más que nunca.  Las comunidades de fe, al igual que cada cristiano de forma individual, tenemos la gran oportunidad de ayudar al desprotegido, al necesitado, a la población que hoy no tiene trabajo, comida, ropa seca, o hasta casa.  Esta crisis ha demostrado la inequidad social, y la está profundizando aún más.  Una donación a tiempo puede ser el alivio que anime a alguien a seguir adelante.

De igual manera, podemos escoger apoyar a pequeños y medianos empresarios y agricultores, más que a las grandes cadenas de supermercados que a lo mejor hasta están ganando más con la pandemia.  Tal vez sea un poquito más caro, pero hay que verlo como una ayuda a la persona y su familia, como también para la economía nacional.  Además, muchas veces lo entregan a domicilio, lo cual a su vez permite mantener de manera más segura la cuarentena.  Las redes sociales son una excelente fuente para conseguir y compartir información al respecto.

La pandemia nos da también la oportunidad de evaluar y, de ser necesario, ajustar nuestros valores y prioridades.  ¿Vale más la adquisición de cosas materiales, o compartir nuestras bendiciones con otros? ¿Mi bienestar es más importante que la de mi vecino?  ¿Dónde terminan mis derechos y empiezan los del “otro”?  ¿Estoy conforme con la distribución material que permite a unos disfrutar del teletrabajo, en la unión de su familia, en una casa cómoda con buen patio para despejarse, mientras otros se quedan sin trabajar ni comer y temen perder su casa por no poderla pagar? A la luz de las enseñanzas de Cristo, ¿de qué manera podemos “buscar primero el reino de Dios y Su justicia”?  (Mt. 6:33)

Este es un tiempo de recogimiento, de meditación, de reestructuración y de acciones de amor.  Trae consigo momentos muy duros, más para unos que para otros.  Pero esto también pasará.  De todos nosotros depende que pase de la mejor manera posible.  Es tiempo para compartir esperanza en lugar de miedo. Tiempo de infundir optimismo en vez de negativismos.  Es tiempo de mantener la paz, “la paz que sobrepasa todo entendimiento”, y de contagiarla a los demás.  Tiempo de estar físicamente distantes, pero espiritualmente más unidos.  Es hora de estar agradecidos por pequeñas bendiciones, por cosas que no siempre valoramos – la salud, el trabajo, la familia, el saludo y la sonrisa telefónica o virtual, la comida de cada día, las garantías sociales, la ayuda recibida, y la vida.

Son tiempos interesantes, definitivamente.  Traen consigo obstáculos y dificultades, sobre todo para los que sufran la enfermedad, pierdan la vida o a familiares, o pierdan su sostenibilidad económica.  Aunque no le temamos a la muerte (Fil 1:21), las complicaciones en torno a este virus traen pérdida, dolor y tristeza.  Puede ser duro; requiere resiliencia y fortaleza.  Pero también es un tiempo de oportunidades.  Oportunidades para poner en práctica el amor de Cristo.  Oportunidades para compartir el evangelio de forma vivencial y verdadera.  Oportunidades para sanar relaciones personales y familiares.  Oportunidades para que nuestro planeta respire y sane.  Oportunidades para reflexionar sobre nuestra sociedad – dónde estamos, cómo llegamos aquí, dónde queremos llegar…  Tal vez Dios no quiere que sus hijos vivamos solo en función de un “final feliz”.  Tal vez hay trabajo que hacer mientras tanto en nuestro planeta Tierra, creación de Dios al igual que cada uno de nosotros.

Conforme pase el tiempo en aislamiento, a lo mejor sintamos deseos de “volver a la normalidad”, a la vida como la conocíamos antes del coronavirus.  El reto, creo, es más bien no volver a la “normalidad” conocida, sino idear y construir una nueva realidad: un mundo más justo, más equitativo, más balanceado, más sano, más amoroso, más lleno del amor de Dios.

Soñemos.  Imaginémonos las posibilidades.  Construyamos.  Quedémonos en la casa y aprovechemos este tiempo para reflexionar, crecer, aprender, y crear – solidariamente unidos - un futuro mejor para todos y todas.

“Si vamos a contagiarnos de algo”, dice un mensaje en las redes sociales, “que sea de fe, esperanza y amor”.  ¡Eso SÍ es apocalíptico!

Por Rebeca Stam

(Basado en, y revisado por Juan Stam)

Mayo, 2020


Comentarios

Pastor Eliezer Cuevas, Florida EUA

Como Siempre es de gran estima poder leer los artîculos de nuestro hermano Juan. Y comparto su mismo sentir e idea. Maranata, Cristo vine, puede que sea hoy, mañana o en 100 años. La Iglesia debe continuar con la encomienda de Cristo.Le envío un cariñoso abrazo y le deseo mucha salud para que nos continué edificando. Bendiciones.

Pastor Fred Morris

John, as usual, you speak a Biblical word of faith and solidarity. Thanks.Always a joy to hear your words. It's been too long for me and I have missed your words of wisdom and solidarity.Peace and love,Fred

Rolando Soto

Muy agradecido por el aporte de los Stam. Pocas veces tenemos tan grande oportunidad para proclamar la esperanza en Cristo y en la marcha que tenemos hacia la plenitud del reino de Dios.

Gabriel Segura

Es la madrugada del 27 de mayo, no podía dormir.No por ninguna inquietud en particular, ningún malestar físico lo impedía. Nada de eso.Será que nuestro Señor me trajo a leer, meditar y orar con motivo de hacerlo. Seguramente, ya que este correo tenía meses sin abrirlo, en la bandeja de entrada se acumulan casi UN MILLAR de pendientes y, el primero de ellos, esta bella reflexión.Trato de ser racional con lo espiritual y esta lectura es una prueba de que Dios tiene un claro, fuerte y profundo mensaje que debo compartir (¿MI MISIÓN?) con mi entorno familiar, laboral, social y, desde luego, en mi comunidad de fe.Gracias, bendiciones a don Juan y Rebeca

Emanuel Thomas

Gracias por compartir estas reflexiones, que surgen de una vida dedicada al estudio de esta Revelación.. que diferente es el mensaje!! Cuando es con Amor, con Pasión, por aquello que también, apasiona a Dios el ser humano, ojalá podamos todos ser mas humanos, tolerantes y sencibles y no volver a lo que considerábamos "normal" como bien lo menciona el art.. que podamos descubrir que si Dios se humanizo en Jesús para adoptarnos como a hijos, esta mas que interesado en que ese sea el mensaje trasendente y no el castigo y el terror.No tengo el agrado de conocer personalmente al Doc Juan. Pero su trabajo a llegado asta nosotros y es de una entrañable riqueza y liberación y luz estoy seguro que a millones.. Dios te guarde desde comodoro rivadavia Argentina.

Edwin

Totalmente de acuerdo con su artículo. Quiera el Señor que muchos lo lean para ir cambiando la mentalidad de que todo volverá a la “normalidad”. Será una nueva realidad a la que tendremos que adaptarnos. Gracias hermanos Stam por compartirnos su reflexión.

JOSÉ HUMBERTO TEJADA ROMÁN

Excelente reflexión. Válida para todos los que tienen Fé en ÉL Eterno Creador y Hacedor de nuestra vida y Fé en el Mesías Redentor, Protector y Salvador. Resalto el llamado a deconstruir las conceptualizaciones que predominan entre nosotros del Apocalipsis y construir su correcta interpretación. Además, me parece que el llamado a que consideremos rigurosamente la vida de nuestras antepasadas comunidades de Fé en el Mesías, para aplicarla viviendo en fraternidad y amor, todos los que creemos en el Mesías, es retomar el Evangelio original que predicaron los del Camino.Rebeca Stam, te pido que saludes a tu apreciado Padre que fue mi maestro en el Seminario Bíblico y que lo llevo en mis oraciones. Feliz Shabbat.

Miguel VArgas Gómez.

Gracias Rebeca Stam, por este mensaje, alentador, retador. Por recordarnos que el amor de Cristo en la vida de cada creyente debe demostrarse con la solidaridad, la empatía y con acciones concretas.

Amada Naranjo

Muy asertiva la lectura basada en los tiempos que estamos pasando y su relación apocalíptica Gracias bendiciones

Rev. Edgar Moros Ruano

Excelente reflexión. Ciertamente vivimos un tiempo de dificultades grave peligro por el coronavirus, pero tienen razón los escritores (padre e hija), Dios nos está presentando un tiempo de grandes oportunidades para crecer y madurar como personas, como iglesias y como comunidades en general. Es mucho lo que debemos revisar en nuestras vidas y sociedades, no podemos seguir con los anti-valores del capitalismo y el neo-liberalismo. En la pospandemia los valores evangélicos del amor, la solidaridad, la compasión, el cuidado de los unos por los otros sobre todo cuidado por los más necesitados tienen que prevalecer. Nuestro apocalipsis ha de ser la confianza absoluta en el amor de Dios y la victoria del cordero de Dios. UN GRAN ABRAZO PARA DON JUAN Y SU HIJA

Julio Barquero

Muchas gracias, definitivamente es un gran aporte...Dios añada fuerzas amado Prof. Juan Stam, gracias Hna. Rebecca muy amable...por favor no deje de informar sobre la salud y bienestar de su padre. Desde Houston, Texas un alumno agradecido.Pastor Julio BarqueroDiscípulos de Cristo Houston.

Ana olsen

QUE gusto saber de usted un abrazo.Gracias por sus palabras de aliento y esperanza .Como siempre usted orientandonos en la fe .Que el SR consuele su vida y de balsamo en estos momentos , dificiles por donde quisa algunos vallamos a pasary quiera Dios con ese mismo optimismo suyo.Dios te bendigasiempre y a tu familia gracias hermano Juan

Freddy Guerrero

Simplemente, formidable. Gracias Doña Rebeca y Don Juanito por vuestro valioso aporte. Es muy importante clarificar lo de apocalíptico y la necesidad de contagiarnos, pero de fe, esperanza, amor y solidaridad. !Que viva este tipo de contagio!

Thalia Gamiochipi

Sin duda, claro y contundente, preparandonos en este tiempo de oportunidad para ser y hacer como hijos de Dios, lo que el Señor nos manda. Amarnos. Queriamos tiempo para hacer...leer... y mucho mas. Hoy es el dia, y nos lo ha dado el Señor, vivamos vidas en alabanza a Dios, vidas apocalipticas, que revelen el poder y mensaje de Dios. Muchas gracias pir bendecir nuestras vidas con todo su trabajo. Les anamos y recordamos. Un gran abrazo

Rafael

Gracias hno. Juan, y doy gracias a nuetro Señor por haberlo conocido a travès de sus escritos. <br>Y como siempre, tambien èsta reflexiòn, "La Pandemia, el Apocalipsis y nuestra Mision Cristiana" muy bueno, muy apropiado y bastante reveladores (apropòsito de REVELACION = APOCAPSIS) para estos momentos que estamos pasando.<br>Le menciono tambien que he traducido algunos de sus articulos en italiano, que han leido algunos conocidos italo-parlantes.<br>Si me dà el permiso podria ponerlo en las redes sociales como Facebook<br>UN ABRAZO A LA DISTACIA HNO. JUAN Y SU HIJA REBECCA<br>Adelante, hermano. Me gustaría recibirlos también. Muchas gracias. ¡Dios te bendiga!

Carlos Antonio

Buen día Usualmente, los mensajes relacionados con las personas pobres económicamente, son mensajes de ayuda hacia ellos. ¿Porqué no hacemos mensajes dirigidos a los pobres (económicamente), para que sean ellos ACTORES también de su propio destino, y no solo receptores de la ayuda y consideración de "nosotros"?Gracias y bendiciones

Elioenai Pérez Pérez

Muchísimas gracias por esta aportación tan impórtate , a buena hora, creo que necesitaba leer algo fresco, bendiciones y Dios les siga guardando y bendiciendo con gran sabiduría.

Daniel Castro Chavez y Ruth Garcia de Castro

Muchisimas gracias nuestro querido don Juan. Estaremos compartiendo su escrito, gracias Rebeca por su aporte tambien. Dios continue fortaleciendo su cuerpo y mente para que nos siga inspirando con sus reflexiones. A traves del ministerio que hacemos en nuestra patria hemos podido solidarizarnos con los menesterosos, que han sido afectados por esta situacion. Asi que su mensaje "nos llega". UN ABRAZO A LA FAMILIA. Les amamos!!

Daniel Castro Chavez y Ruth Garcia de Castro

Muchisimas gracias don Juan y Rebeca. Que bendicion poder leer palabra de esperanza. Gloria a Dios!! Nos sentimos llenos de alegria porque a traves del ministerio que hacemos en nuestra patria hemos podido solidarizarnos con los menesterosos, que son miles por el momento!! Compartiremos sus reflexiones. Nos llegan y nos llenan!. Les amamos querida familia.

Sebastián Vega de Argentina

Gracias Don Juan x tomarse éste tiempo para compartir palabras de consuelo y reflexión. Un fuerte abrazo desde Argentina.

Luis Espinoza Castelo

Excelente reflexión. Esperamos que la mayoría podamos adaptarnos para ver las nuevas oportunidades en este tiempo. El ejercicio de la misión es fundamental en esta temporada. La perspectiva apocalíptica debe cambiar a fin de ser fieles con el mensaje. Estaremos orando por la salud de nuestro maestro. Saludos.

Hugo Gurrionero Aragón

Concuerdo con la conclusión de su artículo hermano y maestro, que el amor y solidaridad ("munay" en mi idioma originario Runa Simi) se irá imponiendo y despertando como una forma de liberación y despertar de nuestro gran pueblo de la Abya Yala. Desde mi visión eco-naturista y como ecoteólogo ésta llamada pandemia es un instrumento de doble lectura, representa la caída de un estilo de vida hiperconsumista y el resurgimiento del ALLIN QAWSAY (BUEN VIVIR) andino. Para el grueso de la población que siempre ha sufrido privación de todo es la oportunidad de reiniciar una etapa de acción solidaria para religarnos al Paraíso perdido por el único modelo establecido. No sentimos ningún temor ...siempre hemos sido valientes y amorosos con nuestros semejantes y nuestra Tierra.

Flor Arias

Hermosa reflexión, transmite fe, bondad y esperanza. Es lo que Cristo tiene para nosotros y lo que espera demos al mundo.

Amada Naranjo

Muy buen comentario en la realidad que estamos pasando y su relación apocalíptica Muchas gracias

carlos araya guillén

Un abrazo maestro por sus enseñanzas en el SBL hace más de 50 años. Todavía recuerdo sus clases llenas de sabiduría.Usted es un hombre de Dios en espíritu y en verdad.Siempre leo todo lo que me encuentro escrito por don Juan Stam y cada día aprendo más.Saludos fraternales a Rebeca que siempre la recuerdo con cariño y estima.EL APOCALIPSIS DE UN TEXTO DE ALABANZA Y PRESENCIA DEL ALTÍSIMO. AMÉNNO ES UN LIBRO DE CASTIGO. DIOS ES AMOR.CARLOS ARAYA GUILLÉN

Josué Céspedes

Apreciados Juan y Rebeca,Gracias a Dios por su claro testimonio de vida. El tema de la pandemia con el COVID-19, tratado en su blog, es esclarecedor en los conceptos que debemos manejar todo el pueblo cristiano, y esperanzador como lo es el Apocalipsis. El confinamiento nos lleva a tener más tiempo con la Palabra, y por tanto crecer en la fe, alejando el temor, base para enfrentar con altura y responsabilidad el posible contagio.Que nuestro buen Dios le guarde y alivie su salud.En el amor de Cristo Jesús,Josué y Rosy CéspedesLima, Perú

Gedeón Josué

Estimado Juan muchas gracias por tan valiosa reflexión. Muy pertinente y oportuno para el tiempo en que estamos viviendo.Esperanza...Solidaridad...Oportunidad...El Señor este guardando tu salud y de los tuyos.Un abrazo, te recuerdo con gozo. Gedeón de Bolivia

Douglas Fernández Arias

Muchas gracias por este hermoso pensamiento. Al leerlo, me trasladé al 1° siglo imaginando leer las cartas de San Juan dirigidas a su amada iglesia. Gracias por esta visión fresca, renovadora y bibliocéntrica. Nos anima a seguir confiando en el Señor, a seguir cumpliendo su misión y a pensar en cómo adaptarnos a esta nueva normalidad para todos. Un abrazo fraternal en Cristo Jesús para don Juan y su hija Rebeca. Paz!!!!

Clara Pinto

Gracias, y Gloria a Dios. Actuemos de manera amorosa, contagien ojos de FE, AMOR Y ESPERANZA. Seamos solidarios, oremos juntos. Nuevamentecgracias

Jaime Prieto

Apreciados Juan y Rebeca:Muchas gracias por sus reflexiones bíblicas y pastorales, así como sus consejos sobre esta situación tan difícil que vivimos. La pandemia ha demandado de todos y todas mucha responsabilidad, solidaridad y cariño a pesar de las grandes restricciones que experimentamos. Seguir fielmente a Jesucristo es el gran desafío en medio de esta crisis mundial que experimentamos. Con mis abrazos fraternos, Jaime.


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