Honduras: Sigue la represión criminal, y también el silencio cómplice de los medios
En Honduras, bajo Porfirio Lobo sigue la misma tiranía militar, y los medios quieren hacernos pensar que es una democracia.
Honduras: Sigue la represión criminal, y también el silencio cómplice de los medios
En Honduras siguen los asesinatos selectivos de líderes opositores, arrestos arbitrarios, torturas, amenazas y hostigamientos crueles de toda clase. Militares, policías, sicarios y escuadrones de la muerte andan sueltos, reprimiendo criminalmente a la Resistencia. Y en Honduras como también afuera, los medios de comunicación siguen engañando al público, para hacernos creer que ahora Honduras es una democracia.
En la primera semana de junio, Carlos Vladimir Benítez, colaborador del Frente Nacional de Resistencia Popular, fue asesinado en sangre fría. Unos días después, el 10 del mes, los golpistas volvieron a la táctica de matar a los seres queridos de sus enemigos, asesinando al hermano y al cuñado de Arcadia Gómez, ex ministra en el gobierno de Manuel Zelaya. El mismo día dos hombres dispararon 42 balazos contra el carro de Oscar Molina en que viajaba con su esposa y suegro. Molina era cuñado del Sr. Porfirio Ponce, vice-secretario del STIBYS, un sindicato muy activo en la oposición antigolpista. Molina murió en el sitio, y su esposa y suegro (hermana y padre de Porfirio Ponce) resultaron heridos. También habían sido atacadas las residencias de estas personas y sufrieron constantes amenazas y hostigamientos.
El domingo 13 de junio desapareció el joven taxista, Oslin Obando Cáceres, y apareció su taxi dos horas después. Tres semanas antes un desconocido había amenazado de muerte al padre de Oslin, coordinador del Frente de Resistencia en Tela, zona de Atlántida. De nuevo la agresión es selectiva, contra familiares de líderes de la oposición. El día siguiente fue asesinado con cuatro disparos Luis Arturo Mondragón, director de noticias para Canal 19 de El Paraíso. Fue abatido, aparentemente por un pudiente cafetalero de la zona, cuando descansaba con su hijo frente a su casa. Mondragón había recibido amenazas por haber denunciado a funcionarios locales y diputados por actos de corrupción. En la noche del 15 de junio fue asesinado Luis Valenzuela Ulloa, ministro del presidente Zelaya para el Programa Nacional de Desarrollo Rural Sostenible y miembro activo de la Resistencia. Se sospecha al empresario Carlos Alberto Yacamán Meza, ahora fugitivo, de ser el asesino. El 21 de junio el joven Oscar Yovani Ramírez fue asesinado cuando miembros del batallón Cobra y de la policía preventiva, junto con guardias de seguridad de la empresa Orión, invadieron la finca la Aurora que el Instituto Nacional Agraria había asignada a los campesinos de la MUCA (Movimiento Unificado de Campesinos del Aguán). En el mismo asalto quedó herido de bala el campesino José María García, quien además fue detenido junto con otros campesinos. El domingo, 4 de julio, cinco balazos mataron a Roger Antonio Fúnez Flores, destacado activista del Frente Nacional de Resistencia Popular en la ciudad de El Progreso, Yoro. Lo asesinaron a las seis de la mañana cuando iba en bicicleta para hacer sus compras en la Feria del Agricultor de la localidad y dos desconocidos le dispararon por la espalda. Cuando Fúnez cayó de su bicicleta, los matones le pegaron tres balas más para terminar con su vida. Fúnez era también un fuerte defensor del proyecto de una Asamblea Constituyente para refundar la república hondureña.
El caso del joven Emil Saúl Suárez, de 19 años, es curioso y especialmente revelador. El 28 de junio, junto con otros jóvenes y adultos de su pueblo de Jacaleapa, para participar en una marcha y asistir a un concierto de protesta que se realizó en uno de los parqueos de la Universidad Pedagógica Nacional. Durante el evento, Emil Saúl fue agredido por los policías, detenido y después torturado. Al ser liberado, Emil Saúl se dirigió a Radio Globo para denunciar lo acontecido. Oficiales de policía escucharon la denuncia y lo invitaron a ir a la estación de policía para hacer una denuncia formal. Estando ahí, un policía ofreció llevarlo en moto a un lugar donde podría tomar el bus para una comunidad donde viven familiares suyos. Sin embargo, Emil Saúl no llegó donde sus familiares sino llamó desde el teléfono de otro policía para avisar que lo habían llevado a otro unidad policial. Hasta inicios de julio, el joven seguía desaparecido. La policía niega el caso y el policía que prestó el teléfono teme por su vida.
Para otro testimonio de estas atrocidades, tenemos el conmovedor relato de los arrestos y torturas de Edwin Espinal (artículo aparte). En los pocos medios independientes de Honduras, que dicen la verdad (Radio Globo, Radio Progreso, Canal 36), uno puede escuchar los funerales de estos mártires de la libertad, escuchar el llanto y los gemidos de los seres queridos y la furia del pueblo, escuchar los testimonios personales, verídicos y convincentes, de todos estos crímenes. Sigo impactado por el testimonio de una joven, destrozada y desesperada, que fue arrestada por cuatro militares, torturada y violada por cada uno de ellos. Pero según los medios oficiales, los de sistema y del status quo, no pasa nada.
Si Cuba o Venezuela hubiera cometido uno solo de estos crímenes, la noticia habría estado en todos los periódicos del mundo. En Honduras los muertos políticos son muchísimos, pero aunque fueran pocos, aun así sería grande la enormidad del crimen. Y no son sólo los asesinatos. Son muchos los heridos, cosa siempre muy grave (el ser humano, con su cuerpo, es imagen de Dios) y que puede ser un desastre en la vida de los afectados. Están las muchas amenazas de muerte o de otras agresiones, que a su vez explica el gran número de refugiados que ha tenida que salir del país. Están también los centenares de arrestos arbitrarios, allanamiento de residencias, seguidos comúnmente por torturas y violaciones sexuales.
Los organismos de derechos humanos han denunciado todos estos crímenes públicamente y en cartas abiertas directamente al presidente Lobo, Hillary Clinton y otros. ¿Será posible que personas tan destacadas, y otras como Oscar Arias o Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos, ignoren completamente toda esta realidad? ¿Puede alguien imaginar que los presidentes y diplomáticos de los países que promueven la "reconciliación" con esta tiranía, y los directores y editores de los medios que encubren sistemáticamente la verdad, no conozcan estas realidades? Mi fe y mi espíritu generoso no alcanzan para creer lo increíble. Creo que ellos saben que están mintiendo, para defender sus propios intereses y los de la criminal oligarquía hondureña.
Juan Stam, Costa Rica
7 de julio de 2010
(Para informes anteriores sobre Honduras, ver este blog para 28 de junio de 2009, 24 de abril de 2010 y 2 de junio de 2010)