El golpe militar en Honduras visto desde Costa Rica
Honduras y Costa Rica son países muy diferentes, pero tienen un problema en común: todo el poder está concentrado en las mismas manos
El golpe militar en Honduras visto desde Costa Rica:Unas reflexiones El conflicto hondureño en estas semanas ha sido bastante complejo pero una cosa me parece indiscutible: el secuestro del presidente del presidente Zelaya y numerosas personas más fue una atrocidad que todos debemos repudiar. En la conferencia de prensa en el aeropuerto de San José, cuando Zelaya llegó a Costa Rica, Oscar Arias denunció sin ambages el golpe militar y dio su apoyo a Zelaya como presidente legítimo de su país. Una lista muy larga de otros gobiernos ha condenado el golpe también. Esperemos que respalden sus palabras con acciones concretas de apoyo a la democracia hondureña. Honduras tiene una curiosa legislación para plebiscitos, que casi deja sin fuerza alguna la consulta popular, pero hasta dónde yo sepa no tiene ninguna ley que prohibiera una consulta popular no vinculante. Sin embargo, se está tildando de ilegal el proyecto de Zelaya, que fue apoyado por muchos miles de firmas. Parece que se considera ilegal sólo porque diversas ramas del gobierno han dado por declararlo ilegal. ¿Pero por qué ellos lo han declarado ilegal? ¿Tienen pruebas realmente válidas de la ilegalidad de la encuesta? Y además, ¿por qué tienen tanto miedo a un sondeo popular? Por otra parte, por qué tuvo que recurrir Zelaya a esta medida para que la voz del pueblo se escuchara, aun cuando fuera para optar contra la propuesta suya de una Asamblea Constituyente? ¿Por qué tanto miedo al pueblo? Honduras y Costa Rica son dos países muy distintos, pero tienen un problema en común: en ambos países, una oligarquía pudiente controla todo. Eso me ayuda a entender el dilema que confrontaba Zelaya. En Costa Rica, la oligarquía maneja absolutamente todos los centros de poder: la casa presidencial, la asamblea legislativa, la sala constitucional (Corte Suprema) y demás tribunales, el tribunal supremo de elecciones, la policía (bastante militarizada y represiva), la economía y los medios de comunicación. ¡Sin excepción, todas las esferas de poder están sujetas a los mismos magnates! En ese sentido, Costa Rica podría llamarse una sociedad totalitaria. Por eso es inmensamente frustrante ser oposición en Costa Rica y sólo con una increíble tenacidad siguen luchando por la justicia y el bien de las mayorías sin recurrir a las armas. Es obvio que Zelaya estaba en la misma situación, y aun peor. Tuvo que romper el círculo vicioso del poder tradicionalista y de alguna manera llevar el conflicto al pueblo. Por eso recurrió al proyecto poco usual de una encuesta no vinculante, sobre una posible Asamblea Constituyente no controlada (ojalá) por la oligarquía de siempre. No fue un problema constitucional o legal sino un problema de poder. En todas las "democracias" que conozco, el poder encima de todos los poderes, y muy encima del poder del pueblo, es el del "poderoso caballero, don dinero". Ese fatal vicio comienza con los procesos electorales, tan dependientes de la propaganda pagada. En Costa Rica Liberación Nacional, el partido de la élite neoliberal, suele gastar diez a veinte veces más que el partido que le sigue. Es una desigualdad gigantesca, de tigre suelto contra burro amarrado. Los que pueden comprar cantidades excesivas de espacios pagados en televisión y prensa y contratar los mejores expertos en propaganda y fabricación de imágenes, gozan, por ser ricos, de una ventaja que es groseramente injusta. Jamás podrá haber justicia en ningún país bajo estas circunstancias, y "democracia" no será más que un engaño y un cruel eufemismo. Además, aquellos medios masivos, que tanto lucran de nuestra democracia, se dedican sistemáticamente a engañarnos. Pocas veces se dedican realmente a informar al público. Son grandes empresas muy lucrativas que tienden a favorecer los intereses de sus dueños y de su clase social. Raras veces son equilibrados, dando igual cobertura a los diferentes lados de problemas controversiales. Además, en el caso de Costa Rica, prácticamente no existen medios de comunicación de oposición. Entonces, es fácil lavarnos el cerebro. Gastan fortunas en decirnos qué debemos pensar, y después hacen encuestas para medir hasta dónde lo han logrado. Gracias a esos medios masivos, sólo decir "Chávez" es evocar demonios, pero decir "Álvaro Uribe" es para quitarnos el sombrero y saludar a un demócrata ejemplar. En Venezuela, en una vil operación muy parecida a la de Honduras hoy, esos medios lograron "destituir" al presidente legalmente electo, aunque sólo por 24 horas. Sin embargo, siguen en su campaña de propaganda venenosamente sesgada. Por todo eso, para ser un cristiano fiel hoy, un primer paso es dudar sistemáticamente de todo lo que nos dicen los medios de comunicación masiva. Se le acusa a Zelaya de aspirar a un segundo período presidencial. ¿Y que? En los EUA eso es normal. Oscar Arias y Álvaro Uribe están cada uno en su segundo período, sin ni siquiera haber enmendado sus constituciones. ¿Eso es democracia? ¿Eso es respeto a la legalidad y la institucionalidad? Zelaya, en cambio, respeta la ley y propone un sondeo popular sobre una posible Asamblea Constitucional. Si el pueblo no la quiere, no la habrá. Y si la hay, pero el pueblo no quiere a Zelaya, simplemente no lo eligen. La democracia no es un atributo ontológico o algo que se posee, sino una tarea y un desafío. En América Latina hay saludables procesos hacia mayor democracia, que tienen muy asustadas a las oligarquías. En Honduras, Zelaya es parte de ese proceso. Ojalá que pueda terminar su período legítimo. Ojalá que haya Asamblea Constitucional. Lo peor para Honduras sería volver a un gobierno controlado por la élite soldadesca que tantos delitos ha cometido en el pasado. Escribo esto el mismo día del golpe, con dolor y pasión. Agradeceré sinceramente las opiniones de los demás, desde otras experiencias y otros puntos de vista.