Conversaciones sobre Capitalismo y Socialismo
Diálogo sobre tres respuestas a mi artículo anterior sobre "la Biblia y el capitalismo". Los comentarios de Guillermo Méndez y Miguel Ángel Palomo aparecen en el mismo blog.
Saludos queridos Richard, Guillermo, y Miguel Ángel,No es siempre que uno puede escribir a tres amigos recordados en un sólo correo. ¡Gracias a Dios por la computadora!Desde Quito el hermano Richard Aguilar menciona Canadá, Holanda y países escandinavos como ejemplos positivos del socialismo. Yo incluiría también mi propio país adoptivo, Costa Rica, que ha tenido un sistema más social demócrata que capitalista. Lo bueno que ha tenido este país se debía en muy gran medida a las leyes sociales y proyectos sociales de educación, salud, vivienda etc, financiados por el sistema impositivo y por nacionalizaciones (de licores en los 1880s, de seguros en 1924 y de todo el sistema bancario y otros renglones en 1948). En las últimas décadas los "empresarios políticos" y los neo-liberales han echado a perder esa visión de una sociedad con corazón y visión social. Entiendo que la historia de Uruguay es parecida. En casi todos los países ahora esos magnates mandan, generalmente disfrazados de democráticos. Es una plutocracia. En Costa Rica las elecciones y los puestos y los contratos lucrativos y el poder se compran y se venden (para comenzar, con la carísima propaganda pagada que engaña constantemente al público). En cuanto al caudillismo, que tú mencionas, me parece que casi todas las sociedades tienen sus propias formas de caudillismo, y no es necesariamente negativo. ¿No fueron caudillos Moisés, David y otros héroes bíblicos? La gran pregunta es, ¿Caudillismo (populismo, liderazgo fuerte) a favor de quién? ¿Son justas y debidamente representativas las estructuras de esos gobiernos caudillistas? ¿Lo son los gobiernos que no consideramos caudillistas? ¿Cómo clasificar a gobernantes de mano dura como Uribe de Colombia o Arias de Costa Rica? Desde Guatemala Guillermo Méndez levanta unas preguntas bien interesantes. Señala con razón las características particulares de las economías antiguas versus las de hoy, por lo que homologarlas sería pecado de anacronismo. Insisto en lo mismo varias veces en mi artículo. Pero con todo, los relatos bíblicos son Palabra de Dios y modelos para nuestras propias decisiones, como paradigmas que nos toca conjugar. Aunque no te parezca, querido Guillermo, que José promulgó una "economía para la vida", eso me parece exactamente lo que dice Génesis 50:20. (Un detalle: no diría que las economías del Antiguo Cercano Oriente eran "nacionalistas", porque entiendo que el concepto de "nación" es moderno. Diría que eran más bien "teocráticas", en que el rey personificaba en su persona a la deidad. El éxodo, cómo mostró Harvey Cox en La Ciudad Secular, desmitologizó el poder político y económico, de modo que sólo Dios puede darlo prestado y sólo Dios puede ser soberano y "dueño" de todo. Por eso, tampoco fue "propiedad privada" del Faraón la riqueza que José concentró en el estado). Lo más curioso de Génesis 47 es que fue un extranjero, recién salido de la cárcel, el responsable de nacionalizar toda la economía y centralizar todo el poder en el Faraón. De hecho, según el relato, antes existía la propiedad privada pero José acabó con ella. Muchas veces me he preguntado por qué el Génesis narra este relato tan extraño. Si recordamos que Génesis fue escrito después del éxodo y a la luz de esa gran liberación, creo encontrar un mensaje: es Dios quien dio el poder a Faraón pero después surgió un Faraón ingrato que no conocía a José y no recordaba quién le había dado el poder y por eso oprimió al pueblo hebreo. En varios aspectos de este tema, nos convendría estudiar las sociedades pre-colombinas de nuestra América, que en en algos aspectos eran impresionantemente solidarias y organizadas alrededor del bien social. Méndez señala que Abraham y otros personajes del Antiguo Testamento eran ricos, un argumento frecuente contra el socialismo. Pero nada indica que Abraham era un "capitalista" con espíritu de competencia y acumulación (¡dos plagas fatales!). De los reyes, debemos recordar los argumentos anti-monárquicos del Antiguo Testamento contra la riqueza personal de los reyes y sus cortes. Modelos bíblicos como Jesús y Pablo optaron conscientemente por una vida sencilla, sin el menor intento de acumular bienes personales. Capto una falacia parecida en el argumento de que "ni Faraón, ni José, ni los socialistas de nuestro tiempo han abdicado a sus riquezas y privilegios". Por supuesto que no. El ejemplo de San Francisco de Asís es muy noble y admirable, pero no tiene nada de socialismo. Ni es voluntario el socialismo (como filantropía) ni significa que los ricos deben empobrecerse. La pregunta medular es otra: ¿qué están haciendo ellos con el poder y el privilegio y la riqueza que Dios les ha permitido (cuando es bien habida), y sobre todo qué tipo de organización social están promoviendo ellos, una estructura que protege y aumenta su privilegio o una estructura que favorece a los pobres y marginados? Me parece muy abstracta e imprecisa la frase "abdicar a las riquezas". ¿Significa dar a personas pobres hasta quedar pobre uno? ¿Dar todo, o cuánto? Con las intenciones más altruistas de dar a los pobres, ¿cuánto debo reservar para mí, mi familia y nuestro futuro? Creo que "abdicar a la riqueza" es una frase sin sentido. De lo que se trata es hacer de toda nuestra vida un proyecto de amor al prójimo, tanto en lo personal como en lo político. Dios no quiere que nadie sea pobre, sino que la abundancia de su creación se reparta equitativamente. Sospecho una falsa dicotomía en la frase final de "volver a la fe más que a la política del Estado". De acuerdo que "no hay socialismo ni capitalismo en la mente de Dios", ninguno de ellos es absoluto, pero si nosotros vamos a vivir nuestra fe integralmente, tiene que haber en la mentalidad nuestra algunas opciones concretas de acción personal y política. La mía es el socialismo democrático. Estoy totalmente de acuerdo con tu observación final sobre "el papel de las reglas en la sociedad" pero lo veo como otro argumento para el socialismo democrático (realmente socialismo, y realmente democracia). Ya está claro que los menos confiables son los capitalistas. Considero que el capitalismo "democrático" liberal está en una crisis de muerte. Es otro tema, pero creo que el cambio tiene que comenzar con una transformación radical de la democracia (que no sé dónde existe, pero estoy seguro que ni Costa Rica ni EUA son democracias ni en el sentido más mínimo de la palabra). Lo primero tiene que ser liberar a los procesos políticos de su estrangulación por el dinero de los ricos. Finalmente, Miguel Ángel Palomo menciona, que toda razón, que el proyecto pentecostal de igualdad y de bienestar social fue voluntario. Eso se debe al hecho que ahora el pueblo de Dios ya no era una etnia sino una comunidad de fe. En cambio, toda la vasta legislación social y económica de Israel, incluso el año sabático y Jubileo, fue obligatoria y se entendía como tal, por lo menos en algunas épocas. Es ilusorio imaginar que las acciones voluntarias van a traer justicia a la sociedad, precisamente por el pecado de nuestra naturaleza humana. Por eso debemos evangelizar y testificar para cambiar los corazones y conducta personal, pero también luchar a brazo partido por cambios sociales y políticos en nuestras sociedades. Bueno, es un inmenso placer tener queridos amigos como ustedes tres y otros que constantemente dialogan con nosotros. ¡¡Que siga el diálogo!!con abrazos bien fuertes,Juan