Algunos recuerdos de Karl Barth

Un amigo me pidió poner por escrito algunos recuerdos de Karl Barth. Lo conocí como un creyente que vivía el evangelio en un profundo sentido de la gracias de Dios.

Juan Stam
Juan Stam

Algunos recuerdos de Karl Barth:Cuando me presenté a Barth en 1961, y le dije que era de Costa Rica, Centroamérica, me dijo, "Ah, revoluciones, ¿verdad?". Le expliqué que en Costa Rica hemos tenido un gobierno estable, a lo que respondió, "Ah, volcanes y terremotos entonces, ¿verdad?". Le interesaban todos los países y estaba muy bien informado. Era muy enemigo del régimen de Francisco Franco.Mis recuerdos son mayormente del coloquio inglés de Barth donde dialogaba con los estudiantes extranjeros (unos cien; tenia coloquios también en alemán y francés). Una vez un alumno comenzó su pregunta con, "Usted, como el teólogo más grande del siglo XX, que piensa de ...". Barth le respondio, "No hay teólogos grandes. Al pie de la cruz, todos somos párvulos" (en parte estaba citando a un autor de otro tiempo).Barth tenía un maravilloso sentido de humor. En un coloquio donde conversábamos sobre la creación, un norteamericano (un profesor, según recuerdo) hizo una pregunta algo larga sobre los dinosaurios. Barth respondió que no tenían nada que ver con el tema bíblico y la teología de la creación. El norteamericano cuestionó la respuesta de Barth, como manera errada de relacionar ciencia y fe, y más adelante en el conversatorio, volvió a insistir en el tema de los dinosaurios. Evidentemente molesto, Barth exclamó, "¿Qué están haciendo todos estos dinosaurios en nuestra aula de teología? Me los saquen ya; llévenlos al zoológico donde deben estar".Me tocó dirigir el coloquio y escogí un pasaje de la Dogmática que juntaban dos problemas gruesos, la predestinación y el juicio final. Hice un esfuerzo tremendo y Barth elogió el trabajo, aun dijo que no tenía respuestas para todos mis argumentos, pero me dijo que tenía otras preguntas para la balanza, y una para comenzar. Me había basado fuertemente en San Juan 5:28-29, que los muertos saldrán de sus sepulcros a resurrección de vida o de condenación, pero no me había fijado bien en todo el texto, que dice "los que hicieron lo bueno" y "lo que hicieron lo malo". Barth me preguntó con simpática malicia, "Dígame, señor Stam, ¿Usted ha hecho lo bueno?". ¡Me agarró fuera de base! Si digo que no, cae mi argumento o pierdo la salvación; si digo que sí, soy un fariseo soberbio y la salvación sería por obras. "Yo no", le contesté, "pero Cristo por mí". "Y sólo por usted", "No, por todos los que han puesto su fe en él". "Entonces", replicó él, "¿no sería salvación por las obras?" Al final de la sesión, se acercó un alumno y le dijo "Ay, profesor, qué complicado esto, me duele la cabeza". Estuve sentado al lado de Barth, ví que señaló al estudiante con su dedo y le dijo, "Usted ha quitado sus ojos de Cristo. Cuando fijamos la mirada él, toda la teología es gozo porque es reflexión sobre la gracia de Dios". ¡Seguramente ese colega se lamentó de haber hecho ese comentario!Una mañana estuve en la casa de Barth, y ese día Oscar Cullmann, desde el Concilio Vaticano en Roma, en vez de analizar el proceso conciliar envió a la prensa un fuerte ataque contra Rudolph Bultmann. Le pregunté a Barth cómo le parecía ese artículo y respondió: "Yo también discrepo con Bultmann y he escrito contra su teología, pero Cullmann siempre tiene a Bultmann frente a sus ojos. Yo prefiero ver a Bultmann por un espejo retrovisor, y fijar mi mirada en Cristo".Barth tenía una humildad muy propia de su condición. Cuando él disputaba con Agustín, Aquino, Lutero o Calvino, uno sentía que estaba presenciando un diálogo entre iguales. Pero a la vez no tenía pena en decir que no sabía algo o de pedir información. Más de una vez, preguntaba a los estudiantes alemanes, "¿Qué dice von Rad de eso?", etc. Recuerdo otra ocasión cuando estábamos enfrascados en un pasaje complicado, y Barth preguntó, "¿Cómo tradujo Bromiley eso al inglés?" Es mucha humildad que un autor famoso tome en cuenta su traductor como criterio de interpretación de su propio escrito.Cuando regresé a nuestro Seminario en Costa Rica y me pidieron una charla sobre Barth, resumí mi impresión de su persona con tres palabras latinas: humanitas, humilitas, e hilaritas. Eso fue Karl Barth.La personalidad de Barth era tan rica y creativa, se ha convertido en leyenda y sujeto de innumerables anécdotas apócrifos. Las historias, incluso éstas, crecen a ir contándose. Pero lo que cuento ahora son recuerdos que creemos que son fieles. Sobre todo, son fieles a la personalidad del maestro.


Comentarios

Mauricio Leiva. Cartago.

Estimado don Juan:Ya nuestro pastor y discípulos suyo, Carlos G., me había comentado de su relación con Karl Barth. De estos comentarios que escribe, me venía llamando la atención su humildad (antes que usted la plasmara en los términos latinos). Así son los grandes, y él, como gran teólogo, no dejó en ningún momento de hacer mirar en la dirección correcta: hacia Cristo.Gracias.

Vaya , Don Juan.

Vaya, Don Juan, no sabía que ud había conocido en persona a tan gran teólogo. ES un gran honor, como para mí ha sido un gran honor estar en algunas de sus charlas, Don Juan.Por cierto, es una lástima que la Dogmática de Barth no esté traducida aún al español.

Esdras Chamay

Intereantisimo el diáologo y reflexión que se forma a partir de una pregunta aparentemente tan sencilla ¿Tenía Jesús ombligo? cada dia la teología se convierte en algo mas haya que fascinante y gracias a hombres como ud hermano Juan...Dios lo siga usando.

Eriberto (Eddie) Soto

Querido Juan,Gracias por estas reflexiones sobre tus experiencias con el gran teologo Karl barth. Que privilegio haber le conocido y haber estudiado bajo el. Barth para mi representa lo mejor en la teologia evangelica pues supe donde criticar la teologia liberal y al mismo tiempo supo evitar en fundamentalismo que cree saberlo todo. Espero que mas evangelicos latinoamericanos aprendan a leer y apreciar a este gran hombre que ha tenido un gran efecto en la vida de tantos alrededor del mundo!!

iram Ibarra gonzález

Hno Stam, me encantó esta breve experiencias con Karl Barth, precisamente estoy leyendo el comentario de la carta a los Romanos

David

Hola Hermano Stam, yo también, al igual que Salvador, recuerdo esa plática en el aeropuerto... que bueno que publica en su blog estos recuerdos...Un abrazo

Mario Alberto Hernández Alvarado

Bendición de Dios, acabo de oir una frase que se puede aplicar al maestro como al legado que dejó en usted y que refleja un aprendizaje no solo del nivel didáctico sino el fiel reflejo de alguien que aspira al carácter de Cristo: "Muestra tu grandeza en el trato con los pequeños".

Salvador Avila (Mty)

Querido Hno. Stam, fijese que me había quedado con las ganas de preguntarle acerca de Barth cuando estabamos el en aeropuerto, en su vuelo rumbo al Perú, pero como ud. "las historias crecen al estarse contando", y vaya que crecen con ud. Tiene mucho que platicarnos querido Hno.Un Abrazo y Feliz año 2009. ¿Cómo va con el comentario y cuándo tenemos el tercer tomo?


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