Algunos comentarios sobre la Iglesia en América Latina y la Necesidad de Enseñanza Bíblica

Observaciones sobre el estado de la enseñaza bíblica en el púlito actual

Juan Stam
Juan Stam

Algunos comentarios sobre la Iglesia en América Latina

y la Necesidad de Enseñanza Bíblica

     Hace unos años el seminario de la Iglesia de Dios (Evangelio Completo) de Quetzaltenango, Guatemala, me invitó a dar unos estudios Bíblicos sobre el discipulado y lo que significa ser realmente cristiano. Los comentarios del director del seminario, al presentarme, me sorprendieron y me impresionaron mucho. "Las estadísticas muestran que somos la iglesia más grande de Guatemala", dijo, "lo cual por supuesto nos complace, pero a la vez nos asusta." ¡Nadie, ni siquiera yo, esperaba que dijera eso!  "Le damos gracias a Dios, por supuesto, de que tantos guatemaltecos se hagan cristianos, pero tenemos que preguntarnos, “¿en qué tipo de cristianos se están convirtiendo? Por lo tanto", continuó, "en estos días estaremos estudiando juntos, en las escrituras, lo que significa ser un discípulo genuino de Cristo Jesús".

     La respuesta a esa pregunta no es tan sencilla como parece, especialmente en la América Latina de hoy. Grupos protestantes ("evangélicos") están en auge a través del continente; las iglesias se llenan y algunas mega-iglesias realizan múltiples servicios los domingos (a veces incluyendo además un preámbulo de sábado en la noche). El minúsculo e insignificante, y a veces perseguido protestantismo de los primeros años, es ahora una poderosa presencia en la sociedad latinoamericana, cuyo crecimiento explosivo excita la adrenalina de muchos políticos. De nuevo la pregunta: ¿qué es exactamente lo que está creciendo con tanta explosividad? Esto requiere extensa y cuidadosa enseñanza bíblica y reflexión teológica.

     A la vez que apreciamos todo este crecimiento, también debemos reconocer que no todo es saludable. Los retos van desde la herejía descarada en algunas mega-iglesias a las enseñanzas dudosos o divisivas, algunas aparentemente inocuas, pero otras extremadamente peligrosas. Una enorme denominación protestante en Guatemala afirma que ellos son los únicos que pueden llamarse Esposa de Cristo; otros cristianos no pueden ser más que las damas de honor. Estos enseñan también que cuando Cristo murió, el Espíritu Santo lo abandonó y Cristo se volvió negro. Esa es una mezcla de cristopaganismo guatemalteco con herejía gnóstica antigua, junto con una dosis de racismo. En un evangelio apócrifo del segundo siglo, cuando el Jesús humano muere en la cruz, el Cristo divino se encuentra en la multitud riéndose a más no poder.

     Grandes sectores de la iglesia en América Latina, aún más que en los Estados Unidos, parecen deambular entre una y otra moda superficial y sensacional. Por un tiempo fue "Nómbrelo y reclámelo" y la guerra espiritual. Luego fue la moda de "salud y riqueza", que se ha convertido en la "teología de la prosperidad", la cual es aún más desequilibrada. Una denominación enorme se llama "no sufras más"; el fundador de otra afirma ser Jesús reencarnado. Tirar a la gente al suelo se ha vuelto muy popular, así como también la última novedad de nombrar "apóstoles". En Quito, Ecuador, en noviembre pasado, alguien le dijo a nuestro grupo "que los fundadores de mega-iglesias merecen algún título mayor al de pastor".  A lo cual yo respondí: "Si ellos se creen demasiado grandes para el título de pastor, entonces el título de pastor es demasiado grande para ellos".

     Pero también existen muchas maravillosas señales de esperanza. Entre otras muchas señales, permítanme mencionar a Mario Vega. Mario es el pastor principal de una mega-iglesia con un auditorio gigantesco que se llena tres o cuatro veces cada domingo, además del líder de su denominación, una de las más grandes en El Salvador. Yo lo conocí cuando, para mi sorpresa, asistió a mi taller sobre Apocalipsis para estudiantes universitarios, el cual se llevó a cabo en diciembre en Santa Ana, una ciudad bastante alejada de su hogar en la capital de San Salvador. Mario es una persona muy humilde, gentil, un cristiano completamente genuino. Me enteré que el grupo universitario había desarrollado una buena amistad con él, y que él estaba estudiando materiales teológicos de tipo IVCF. Me contaron que cuando él asumió el pastorado de la iglesia, un vendedor local de automóviles le ofreció un carro último modelo, pero él se rehusó a ser manipulado de esa manera y rechazó la oferta.

     Mario me escribió después del curso, me pidió orar por su ministerio y su iglesia y manifestó que estaría en contacto porque deseaba de todo corazón "ser fiel a Cristo, a la palabra de Dios y a mi país, El Salvador". En su mensaje más reciente me contó que su serie de sermones expositivos sobre Mateo se estaban acercando al capítulo 24, y me hizo preguntas muy inteligentes y analíticas sobre el significado profético.

     El ministerio de la enseñanza bíblica puede que no sea el más sensacional o emocionante, pero no es por eso menos vital en estos tiempos críticos de la iglesia en América Latina. ¡Alabo a Dios por Mario Vega y otros como él! Mario es prueba viviente del valor de la enseñanza fiel y cuidadosa de la Palabra de Dios. Damos gracias a Dios por llamarnos a este ministerio y bendecirnos tan abundantemente a los largo de estos años.


Comentarios

José Luis López Torres

Al leer este artículo, una pregunta del autor quedó como luz intermitente llamando mi atención por algunos minutos, e hizo que mi mente se trasladara a espacios del pasado, espacios en los cuales había sido desafiado a investigar si determinadas conductas o patrones de comportamientos en nuevos creyentes eran consecuentes a la fe; esta pregunta es: ¿En qué tipo de cristianos se están convirtiendo?. Esta reacción reafirma que estos efectos no son ajenos en nuestra cultura ecuatoriana en la que estamos inmersos como latinoamericanos, y de la que yo ingenuamente pensé que no pasara en mi comunidad. La desarticulación de estudios de las Escrituras en la homilía, y el peso cada mayor a actividades artísticas hacen que la gente se enganche con el espectáculo, les atrae un grupo musical, les gusta los movimientos de un grupo coreográfico, pero esto es efímero realmente sino se asienta sobre el buen fundamento que sólo lo da el estudio de la Palabra.Ciertamente hay una tendencia que parece inocua, pero que termina afectando gravemente la condición espiritual de los creyentes, la falta de espacios de formación en la sana doctrina. Y lo lamentable es que no nos hemos dado cuenta, no nos hemos detenido a pensar en las consecuencias de esta corriente vertiginosa.Lo que también me hace pensar es que en estos ministerios, estas nuevas tendencias han salido avante con tal éxito que lucen tan tentadoras a las iglesias con problemas de membresía que las presiona a adoptar estas tendencias como nueva estrategia que para muchos parte de un avivamiento; y que de alguna manera dio resultados pero yo creo que lo ideal es mantener un equilibrio. Yo concluyo en que todo puede ser lícito como dice Pablo, pero la Palabra de Dios, debe ser el punto central inamovible en todas las iglesias. Podemos tener actividades que causen sensación –si es que le funciona para atraer a una comunidad exigente a las iglesias-, pero la presentación bien trazada de las Sagradas escrituras no debe faltar. Ahora otro punto es la necesidad de que los líderes tengan una debida formación en la Palabra y asì alimenten correctamente al rebaño, pero si los líderes no han tenido una debida preparación hace necesario y justifica el estudio de licenciaturas y maestrías en teología para justamente atacar este problema de fondo.


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